La memoria es como un pequeño trastero sin estanterías, construido con materiales de baja calidad y donde la ventilación es escasa. No parece haber mucho espacio y sin embargo todas nuestras vivencias, todas, anécdotas del día a día y grandes acontecimientos; el recuerdo de unas buenas vistas y una breve visita al hospital; la sensación de un olor pasado y profundo y una sonrisa amable y cálida; una disculpa inesperada y una boda estropeada: un grito brusco y un viaje largo; todas van amontonándose ahí, sin ordenar.
Los recuerdos más antiguos, los de la infancia, parecen estar debajo de la gran pila de historias e historietas más recientes, aplastándose debajo de éstos que recordamos mejor porque familiares y amigos, o lugares que seguimos frecuentando nos ayudan a recordar. Esos recuerdos de la infancia que nos ayudarían a conocernos mejor, ¿andeandarán?
Un día aparcas tu coche donde un día aparcaba un autobús que a medianoche te llevaba a ti y a otros niños de vuelta a la casa que no veías desde hacía tres meses.Esperas tu turno en un comedor donde años atrás estabas empujando para ver si, oh perdición, esa noche también cenabas patatas con caldo.Te acuestas en una litera en la que otro niño aguantaba sus últimas risas tras el apagón de luces, intentando evitar el castigo y la vara del tutor de guardia.Vuelves a esconderte en un rincón en el que, mudo, le pediste a Dios que aquel guri que voceaba no te viera.Te bañas en una piscina que, hace mucho tiempo, desprendía un intensísimo olor a cloro que se mezclaba con el aroma de las adelfas en el aire para anunciarte que el final de curso estaba próximo y que se aproximaba la mejor época del año: el verano.
Ese día, compartes el tiempo y bromas con las personas que, en esos mismos lugares, un día compartieron tus mismas rutinas, inquietudes y emociones. Y ese día descubres que el trastero mantiene casi intactos aquellos sentimientos que guardaste hace treinta años. El tiempo no ha destruido aquellos recuerdos, aquellas sensaciones. Tus recuerdos increíblemente siguen ahí, y te recuerdan quién eres y cómo has llegado a convertirte en ti mismo.
Os dejo esta perla del compañero apodado El Negro. Está en los comentarios, pero no me he resistido a sacarlo a la primera división. Gracias compañero, sigue ilustrándonos con esa buena literatura del recuerdo.
2 comentarios:
Definitivamente, el amigo Hernandez del Arco es un poeta.
Gracias por esta lectura tan interesante q nos has proporcionado.
Definitivamente los tres dias q estuvimos juntos en Cheste en el mes de Junio es una de las mejores cosas q me han pasado en mucho tiempo.
Espero con impaciencia el dia 26/12 para q nos volvamos a ver.
HOLA CHAVALOTES, TERMINO DE REGISTRARME Y ESTOY PROBANDO
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