martes, 20 de mayo de 2008

Una entrada de Txatxo ¿Quién lo conoce?

Qué pasa cormoranes ? joder, me he quedao acojonao al descubrir este blog ! Y no te digo nada cuando he visto la foto de D. Leandro, acompañado de otros que sirviendome de la chuleta del nombre he conseguido reconocer a algunos. Es increible. Joder, y cuando he visto las orlas ! (aunque no estoy, falta mucha gente, pero he conocido a un montón ). Cuantos recuerdos en cualquier tema de los que sacais...Veo que no soy el único que tiene metido en la cabeza volver a Cheste a visitar la Uni. Me da envidia ver que ya lo habéis hecho y me lo he perdido. Pero bueno, supongo que habrá más ocasiones. Ah, todavía no os he dicho quien soy ! Bueno pues vamos a jugar un poco y poner a prueba esas memorias: fuí "San Mateo" en el musical Jesucristo Superstar que organizó la de música, el que vestía de amarillo. De momento, creo que no está fácil.Y en una obra de teatro que organizó D. Leandro, con música de Labordeta, me liaba a latigazos con el personal, y el público se descojonaba de mi acento cuando gritaba : a trabajar !!!.Jugaba a balonmano en el equipo A, aunque nunca llegué a ser tan bueno cómo Brea.Tengo un siete en el labio superior porque un compañero en lugar de sacudirle a la piña, me puso el bate-palo en los morros y me tuvieron que zurzir en la enfermería.Mi número de expediente era... bueno, mejor no que igual lo tenéis. Bueno a ver si alguno me pilla, en la siguiente ya me identifico yo solito.

Histeria colectiva

Queridos compañeros:
Quizás habéis oído hablar de la histeria colectiva. ¿Y de sus mecanismos de creación y retroalimentación? Es un proceso complejo, digno de estudio y muy propicio para echarse unas risas. ¿Que cómo se puede uno reir? Es fácil, simplemente hay que seguir un paso: RECORDAR.
Recordáis esa famosa película de terror serie Z que nos proyectaron en el paranifo donde un cadáver con ojos rojos relucientes salía de las pantallas y se paseaba por los pasillos de las camarillas. Ese monstruo que subía por las escaleras de servicio y entraba sigilosamente sin forzar las puertas. ¿Cuántos dormían con la cabeza tapada hasta arriba? ¿Quiénes eran los osados valientes que eran capaces de subir solos a la habitación con el riesgo de enfrentarse a la temida criatura?
Divertido, ¿no? Pues estoy seguro de que alguno de vosotros se ruboriza a la vez que se descojona de sí mismo.
Otra comidilla de octavo fue la contagiosa epidemia de homosexualidad que brotó en el piso de arriba, sí, en el Buitre. ¡Qué bacanales que se montaban! No nos arrimábamos por si acaso se nos pegaba... No sé cómo, pero sin vacuna se curaron nuestros compas del 5º piso.
En fin, no sé si con estos ejemplos podremos conocer los mecanismos de feedback y retroalimentación de estos curiosos sucesos colectivos, pero cada vez que lo recuerdo me paso un rato divertido.
Sin más, animaros que continue este blog. ¿Cómo? de la mejor manera, participando.
Un fuerte abrazo.
Blas.